sábado, 31 de octubre de 2009

"Hollywood" de Charles Bukowski.

“Tenía que conducir a través de todo eso. Dos negritos de unos once años nos miraban fijamente desde sus bicicletas. Era odio puro, perfecto. Podía sentirlo. Los negros pobres odiaban. Los blancos pobres odiaban. Sólo cuando los negros tenían dinero y los blancos tenían dinero era cuando se mezclaban. Algunos blancos amaban a los negros. Muy pocos negros, por no decir ninguno, amaban a los blancos. Todavía estaban desquitándose. Tal vez nunca lo lograsen. En una sociedad capitalista los perdedores son esclavos de los ganadores y tiene que haber más perdedores que ganadores. ¿Qué creía? Sabía que la política nunca lo resolvería y no quedaba tiempo suficiente para la buena suerte.”

Pág 105.

“En general no había otra cosa que hacer en esas pensiones y apartamentos baratos cuando se estaba arruinado, muerto de hambre y a punto de terminar la última botella. No había otra cosa que hacer más que escuchar aquellas discusiones salvajes. Eso te hacía darte cuenta de que uno no era el único que estaba absolutamente desencantado del mundo, que uno no era el único que se encaminaba hacia la locura.”

Pág 217.

Hollywood, Bukowski, Charles, Editorial Anagrama, 1996, Barcelona.

"Kokoro" de Natsume Soseki.



“- Acabas de burlarte de esa pareja, ¿no? En tu burla había una vocecilla que se quejaba de no poder conseguir a nadie a quien amar, ¿a que sí?
- ¿Ha oído usted esa voz?
- Sí, la he oído decir eso. La persona que ha saboreado la satisfacción del amor se habría referido a ellos en un tono más cálido. Sin embargo, el amor es un delito. ¿Entiendes esto?
De repente, me asusté y no contesté nada.”

Pág 88.

“- El recuerdo de haberse arrodillado ante una persona, en un futuro te hace querer pisarle la cabeza. Yo prefiero evitar el respeto de hoy para no recibir el agravio de mañana. Mejor aguantar mi soledad actual y no una soledad futura que sería horrorosa. La gente de hoy, nacida bajo el signo de la libertad, la independencia y la autoestima, debe, en justa compensación, saborear siempre esta soledad.
Yo no tenía palabras que añadir a esto.”

Pág 93.

Kokoro, Soseki, Natsume, Editorial Gredos, Madrid, 2009.