lunes, 22 de febrero de 2010

"Memorias" de Elías Castelnuovo.



“El carro de la historia, y la historia misma, avanza siempre sobre un camino empedrado de cadáveres, y lo hace con tal apresuramiento que no le queda nunca el tiempo suficiente como para darse vuelta y verificar el recuento. Recién cuando recorre un largo trecho, a veces, se otorga un respiro y efectúa un arqueo de caja de los difuntos.”

Pág 84.

“Nadie como el médico, conoce más a fondo las miserias humanas. Tampoco nadie conoce más el drama del dolor, de la ansiedad, de la desesperación y de la locura como él, porque cada enfermo es, en síntesis, un drama completo. Un drama individual, un drama familiar y un drama social.”

Pág 89.

“-Esta vida no puede ser así- decía Roberto Arlt-. Es necesario cambiarla. Aunque haya que quemar vivos a todos.”

Pág 123.

Memorias, Castelnuovo, Elías, Editorial Ediciones Culturales Argentinas, 1974.

"Las venas abiertas de América Latina" (1971) de Eduardo Galeano.



“Los turistas adoran fotografiar a los indígenas del altiplano vestidos con sus ropas típicas. Pero ignoran que la actual vestimenta indígena fue impuesta por Carlos III a fines del siglo XVIII. Los trajes femeninos que los españoles obligaron a usar a las indígenas eran calcados de los vestidos regionales de las labradoras extremeñas, andaluzas y vascas, y otro tanto ocurre con el peinado de las indias, raya al medio, impuesto por el virrey Toledo.”

Pág 72.

“En 1824, Simón Bolívar dictó el Decreto de Trujillo para proteger a los indios de Perú y reordenar allí el sistema de la propiedad agraria: sus disposiciones legales no hirieron en absoluto los privilegios de la oligarquía peruana, que permanecieron intactos pese a los buenos propósitos del Libertador, y los indios continuaron tan explotados como siempre.”

Pág 187.

“Ya en 1953, Perón, que había llegado al poder enfrentando directamente al embajador de los Estados Unidos, recibía con elogios la visita de Milton Eisenhower y pedía la cooperación del capital extranjero para impulsar las industrias dinámicas.”

Pág 349.

“Los bancos latinoamericanos, incluso los invictos, no infiltrados ni copados por los capitales extranjeros, no orientan los créditos en un sentido distinto al de las filiales del City, el Chase o el Bank of America: ellos también prefieren atender la demanda de las empresas industriales y comerciales extranjeras, que cuentan con garantías sólidas y operan por volúmenes muy amplios.”

Pág 371.

Las venas abiertas de América Latina, Galeano, Eduardo, Editorial Siglo Veintiuno, 1984.

domingo, 21 de febrero de 2010

"Trotski" de Harry Wilde.



“Ya desde su fundación el sistema bolchevique se basó en la mentira y en la esclavitud del proletariado, es decir, en el principio de que la conquista y mantenimiento del poder justifica todos los medios.” (frase de Kautsky)

Pág 51.

“La guerra tiene un sentido objetivo y éste es el aniquilamiento, en nombre de la economía mundial, de los centros nacionales económicos actuales…”

Pág 96.

Trotski, Wilde, Harry, Editorial Alianza, Madrid, 1972.

viernes, 12 de febrero de 2010

Los derechos humanos - Jean Baudrillard.

"La utilización de los derechos humanos tiene algo de perverso. Hay una especie de exportación de los derechos del hombre que se imponen en nombre de la democracia. Corremos el riesgo de ir hacia una suerte de control planetario, a través de los mecanismos de la democracia, que convierten a los derechos humanos en valores absolutos."

Diario La Nación, Baudrillard, Jean, 24 de octubre de 1997, Pág 14.

miércoles, 10 de febrero de 2010

"La industria peronista" (20009) de Claudio Belini.



“En ese momento un episodio reveló las adversidades que comenzaban a enfrentar los planes de Fabricaciones Militares. Una licitación oficial para otorgar la construcción de una planta laminadora, como la propuesta por el malogrado contrato con Armco, provocó una crisis política cuando el Ejército impugnó la decisión de Miranda de otorgar el proyecto a una empresa desconocida.”

Pág 37.

“A estas grandes empresas se sumaban numerosos establecimientos relaminadores, cuya perdurabilidad había sido juzgada precaria en 1947.”

Pág 44.

“El éxito de la política oficial en propiciar una fuerte expansión de la producción de laminados no ocultó que el acuerdo entre los empresarios siderúrgicos y los metalúrgicos era complejo. La fijación de los cupos de importaciones era una tarea difícil ya que cálculos de producción optimistas podían derivar, como a finales de la década de 1940, en situaciones de escasez que perjudicaban a los metalúrgicos. De hecho, en 1953 el sistema pareció naufragar ante la escasez de insumos para la industria laminadora.”

Pág 50.

“El fracaso de la política oficial para poner en marcha una planta integrada contrasta con el mejor desempeño de otros países para América Latina. En 1945 sólo Brasil y México poseían unidades siderúrgicas integradas, pero en la siguiente década se le sumaron Chile (1950), Colombia (1954) y Perú (1958).”

Pág 52.

“En resumen, a partir de 1952 el gobierno promovió la fabricación de tractores. Inicialmente encarada por el Estado, en lo fundamental, esta tarea pasó a mano de empresas extranjeras que se instalaron en el país en 1954. La política oficial ofreció grandes ventajas para esta radicación, como abultados créditos de la banca oficial y el monopolio del mercado.”

Pág 105.

“Los grandes volúmenes de importaciones durante la posguerra revelan que la política oficial privilegiaba como objetivo el abastecimiento del mercado interno y no la autarquía. Como veremos, las importaciones no impidieron el crecimiento sectorial que estaba muy estimulado por la demanda interna.”

Pág 154.

“Así, por ejemplo, aunque el combustible no escaseó en 1951, los problemas del sistema ferroviario obligaron a transportar diesel oil en camiones desde más de 1000 kilómetros para alimentar las fábricas del norte. La escasez de vagones limitó también el aumento de la producción ante la amenaza de superar la capacidad de almacenaje de las empresas. Estos problemas no fueron solucionados.”
Pág 195.

La industria peronista, Belini, Claudio, Editorial edhasa, 2009.

martes, 9 de febrero de 2010

"La fascinación de las palabras conversaciones con Julio Cortázar" de Omar Prego.



“(…) cuando ya fui más grande y empecé a tener sentimientos de traspasar barreras temporales, o barreras espaciales, no ya a través de un libro, sino en determinadas incidencias, en determinadas esquinas, en determinados momentos, en donde el lenguaje jugaba un papel muy, muy importante.”

Pág 63.

“Esta literatura es mucho más fecunda porque abre en cada individuo una serie de referencias. En una palabra, y lo digo sin ninguna vanidad, enrique al lector, como su experiencia personal ha enriquecido al escritor. Y creo que es muy bueno decir esto porque siguen jodiendo con eso del contenidismo y del realismo.”

Pág 76.

“La novela, como bien sabés, no tiene un final, se puede pensar lo que se quiera, que Oliveira se mató o no.”

Pág 90.

La fascinación de las palabras conversaciones con Julio Cortázar, Cortázar, Julio, Prego, Omar, Muchnik editores, Barcelona, 1985.

lunes, 8 de febrero de 2010

El drama y la farsa de Alcira Argumedo.

El drama y la farsa


» Por Alcira Argumedo - Diputada nacional por Proyecto Sur

En estos tiempos es pertinente recordar esa reflexión de Carlos Marx, cuando señala que la historia tiende a repetirse una vez como drama y otra como farsa: comparaba por entonces las experiencias en Francia de Napoleón Bonaparte y décadas más tarde, la de su sobrino Luis Napoleón. Asimismo es pertinente evocar los dichos de un filósofo del mismo apellido, Groucho Marx: “Estos son mis principios; pero si usted prefiere, tengo otros”.

El tema se vincula con la reiterada cantinela de algunos críticos a Proyecto Sur, considerándonos integrantes de la nueva Unión Democrática, aliados de una derecha que estaría acosando al movimiento nacional y popular. Raro movimiento nacional y popular que, en el primer acto simbólico de los festejos del Bicentenario de nuestra Independencia, crea un fondo destinado a pagar la deuda ilegítima, como mérito para ser aceptado por el FMI y el capital financiero especulativo: aquí vale Carlos Marx. Rara igualmente la posición de ciertos intelectuales, economistas, cuadros políticos y periodistas, cuyos principios los llevaron a criticar duramente el modelo neoliberal -con su pilar fundamental en la deuda externa fraudulenta- y ahora coinciden con el gobierno y la oposición conservadora en la necesidad de “honrar la deuda”: aquí vale Groucho Marx. Sería patético que tales cambios tuvieran como fundamento el lapsus cometido en un reciente artículo (Getino, Página12, 15/01/10) donde se condena a “ex artistas beneficiarios de subsidios oficiales ayer y hoy opositores”. Confunde así a determinadas instituciones del Estado cuya función -de acuerdo a la ley- es otorgar subsidios a proyectos de reconocida calidad, con prebendas o abultados sueldos recibidos de un gobierno que exige como contrapartida una sumisión incondicional.
La deuda externa fue contraída en forma escandalosa bajo la dictadura militar, al amparo de la impunidad sustentada en el terrorismo de Estado: cubierta de sangre y lodo, entre 1978 y fines de 1980 creció desde unos 7.800 millones de dólares a 45.000 millones, de los cuales 23.000 millones era deuda del sector privado, estatizada por el inefable Domingo Cavallo. Un hombre del establishment con la ductilidad requerida para ser funcionario de la dictadura, del gobierno menemista del PJ y del de la Alianza de la UCR con el Frepaso: los dos últimos, expresiones del bipartidismo que ahora se pretende consolidar con la Ley de Reforma Política. A pesar del concepto de “deuda odiosa” -definido por el presidente norteamericano William Taft con referencia a los préstamos otorgados a tiranías que deben considerarse ilegítimos y aplicado en 2003 a la deuda de Saddam Hussein en Irak- desde 1985 la deuda externa sería utilizada como el instrumento clave para imponer las políticas de ajuste del FMI y el Banco Mundial. Iniciadas con el Plan Austral de Alfonsín, durante los noventa las políticas de ajuste y despojo llegaron al paroxismo: en 1991 la deuda era de 60.000 millones de dólares y como forma de pago se enajenó el 90% del patrimonio estatal, junto a la caída de los salarios, el empleo y las jubilaciones, a la flexibilización laboral y a la restricción de los fondos destinados a políticas sociales, alimentando inéditos niveles de pobreza, indigencia, desocupación y sufrimiento: sin embargo, al finalizar la década se había incrementado a unos 120.000 millones. En julio del 2000 ingresaba al Parlamento el fallo del juez Jorge Ballestero quien, en base a las denuncias de Alejandro Olmos y después de dieciocho años de investigarla con peritos y expertos, establecía el carácter ilícito y fraudulento de la deuda. Salvo dignas excepciones, los legisladores guardaron un riguroso silencio que aún perdura. En esos meses, el “blindaje” de Machinea y el “megacanje” de Cavallo la incrementaron en 55.000 millones de dólares más, hasta que llegó el corralito. Aunque habían recibido de ellas ganancias gigantescas, los bancos extranjeros desconocieron las obligaciones de sus filiales y, al tiempo que se confiscaban las cuentas de pequeños y medianos ahorristas, salían hacia Ezeiza camiones cargados con 27.000 millones de dólares a fin de resguardar los depósitos de los grandes clientes: los “buitres” no son sólo los fondos designados con ese nombre; también son buitres, entre otros, el Deutsche Bank, el Citibank, el Bank of Boston, el Banco Francés, la Banca Morgan, el Banco Galicia, Shell, Esso o Aluar, beneficiados además con la estatización de su deuda privada en 1981.
Pero no se trata únicamente de aspectos financieros; las consecuencias sociales de la deuda dan cuenta de la desintegración de la sociedad argentina y de las profundas heridas que ha dejado en nuestro pueblo. En 1974/75 la población en condiciones de pobreza rondaba el 7%, ahora estamos en un 40% si se desechan las cifras del INDEC y la absurda medición de la línea de pobreza: una familia que gana menos de 1077 pesos mensuales es pobre, pero si recibe 1100 pesos dejaría de serlo. El 50% de nuestros niños y jóvenes menores de veinte años -unos seis millones- afrontan situaciones de miseria o indigencia. El 80% de los jubilados y pensionados cobran ingresos por debajo de esa línea de pobreza. La tasa de desocupación era de un 3% histórico, en estos días alcanza dos dígitos y el 40% de los empleos son precarios o en negro. En las evaluaciones de calidad educativa realizadas por la Unión Europea en 57 países del mundo, ocupábamos los primeros lugares y actualmente nos situamos en el puesto 51, superando sólo a Qatar, Túnez, Azerbaiyán y Kirguistán. Casi la mitad de los adolescentes entre 14 y 17 años ha desertado o no cursa el secundario: nivel de formación mínimo para acceder a un trabajo digno; lo cual, además de una injusticia, supone hipotecar el futuro inmediato de la nación. Sin mencionar las cuestiones de salud o vivienda, sobran los indicadores que demuestran la gravedad de la catástrofe social.
Cuando ante estas realidades contundentes exigimos una auditoría con el propósito de diferenciar la deuda legítima de la ilegítima y enviarla a la Corte Internacional de La Haya, se nos acusa de desgastar al gobierno como parte de la tan mentada Unión Democrática (Dri, Página12, 11/01/10). El presidente Rafael Correa de Ecuador acaba de auditar su deuda y los acreedores aceptaron el pago de un 30% de lo exigido, dado el temor a que se evidenciaran en un juicio los manejos turbios comprobados. Además de los antecedentes del dictamen del juez Ballestero y de las tres causas que se están procesando en los tribunales, tomamos en consideración el accionar de los grandes bancos y los capitales financieros especulativos en los países centrales. Si fueron tan delincuentes que derrumbaron Wall Street, la economía norteamericana, la de la Unión Europea y la del Japón, junto a otras menores; si fueron cómplices de la quiebra de Enron, considerada por la revista Fortune como la empresa ejemplo del mundo durante los cinco años anteriores; si pudieron robarle los ahorros al propio Henry Kissinger; tenemos derecho a sospechar que con nosotros no fueron demasiado honestos. En consecuencia, la “contradicción principal” no pasa por pagar con reservas o con políticas de ajuste -en la versión oficialista o en la de la oposición de derecha- sino por una auditoria de la deuda externa, jerarquizando la deuda interna y un proyecto nacional capaz de revertir ese saqueo con sus duras secuelas o seguir actuando como un enclave colonial.

"El entenado" (1983) de Juan José Saer.



“No era el no ser posible del otro mundo sino el de éste lo que los aterrorizaba.”

Pág 116.

“Nuestras vidas se cumplen en un lugar terrible y neutro que desconoce la virtud o el crimen y que, sin dispensarnos ni el bien ni el mal, nos aniquila, indiferente.”

Pág 147.

El entenado, Saer, Juan José, Folios ediciones, ciudad de México, 1983.

domingo, 7 de febrero de 2010

"La serpiente" de César Aira.



“Pero uno puede ver perfectamente una forma y no saber cómo se hizo.”

Pág 39.

La serpiente
, Aira, César, Editorial Beatriz Viterbo, 1997.

José Pablo Feinmann y su idiotez - Daniel Link



De madera
por Daniel Link para Perfil

Hace unos días, el azar quiso que me encontrara, en la programación del canal Encuentro, que forma parte de la política formativa del Ministerio de Educación, con José Pablo Feinmann, cuya obra cinematográfica (como guionista) y narrativa (como novelista) tuve la dicha de seguir cuando era joven. Esta vez, como se trataba del programa Filosofía [aquí y ahora], me encontré con un Feinmann para mí desconocido: el profesor de filosofía. Como me habían dicho que los cursos privados que Feinmann dicta llenan auditorios gigantescos, me detuve a escucharlo para tratar de aprovechar sus lecciones que, ese día, versaban sobre Heidegger (filósofo sobre el que sé más bien poco y, en general, a través de fuentes secundarias: Levinas, Foucault, Agamben, esos filósofos que amo hasta la desesperación).
No sé si Feinmann se había propuesto una síntesis de Ser y tiempo (tarea extremadamente compleja), porque sintonicé el programa ya empezado, pero explicaba con gran brío la noción de “autenticidad” que, como se sabe, supone la asunción total y plena del ser como “ser para la muerte” (no otra sería la vía para la emancipación). El tema se me antojó francamente excesivo para la pantalla televisiva y, por otra parte, ya superado por perspectivas posheideggerianas (por ejemplo: Deleuze), pero como me faltaba el contexto de la lección, la seguí, tomando ocasionales notas para cotejar con mis propias lecturas, sobre todo porque algunas de las frases que Feinmann pronunciaba (no tenía papeles en las manos y no parecía estar leyendo) sonaban extrañas a mi pobre conocimiento.
Copié en un buscador de internet algunas de las frases que había anotado apresuradamente y encontré al instante la fuente de lo que Feinmann decía: el capítulo “El pensamiento a-valórico heideggeriano” del Prof. Cristóbal Holzapfel de la Universidad de Chile, que está colgado en la página Heidegger en castellano. Holzapfel (“Manzana de Madera”) traduce Öffentlichkeit como “publicidad” y Feinmann lo sigue en el error. Porque el sentido de esa palabra, si bien se corresponde con la traducción apuntada, se acerca mucho más a “esfera pública” (el mismo desliz cometieron legiones de comentadores de Habermas). No es, por lo tanto, que Heidegger sostenga posiciones suspicaces contra la corporación mediática, a la que Feinmann bastardeaba sin desmayo a partir del ejemplo “se dice”, se piensa” (certezas contra las cuales el individuo debe declararse en estado de alerta y rebeldía porque, como se sabe, “hay complot”), sino que, mucho más radicalmente (como conviene suponer del autor de Ser y tiempo), Heidegger declara su animadversión contra la democracia pluralista (cfr. Rüdiger Safranski, Un maestro de Alemania, pág. 205).
Lo que Heidegger reprocha a la opinión pública en la democracia no es otra cosa que su principio estructural: el pluralismo. Es la opinión pública en democracia lo que constituye el escenario del uno (se) y por eso Heidegger se sitúa por encima de los partidos y mira con desprecio al negocio político. Conocemos algunas de las derivaciones de la política extática que Heidegger (inspirado en el conde Yorc von Wartenburg) patrocinaba, pero no se me ocurre forma alguna de aplicar esas hipótesis a la actual coyuntura argentina, como parecía deducirse del empecinamiento del Prof. Feinmann.
En todo caso, y más allá de los errores de lectura, me pareció valioso su llamamiento a la sospecha, la investigación y el sentido crítico. Yo, televidente que desconoce los vericuetos excesivos de la alta filosofía, llegué a conclusiones no previstas por su propia lección.

jueves, 4 de febrero de 2010

"Cerca del corazón salvaje" de Clarice Lispector.



“Eso existía por sí solo, no precisaba nada más para quedar explicado…Una puerta abierta balanceándose de allá para acá, rechinando en el silencio de una tarde…Y de repente, allí estaba la cosa verdadera.”

Pág 53.

“Intento aislarme para encontrar la vida en sí misma. Sin embargo me apoyé demasiado en el juego que distrae y consuela y cuando me aparto de él, bruscamente me encuentro sin amparo.”

Pág 74.

Cerca del corazón salvaje, Lispector, Clarice, Editorial Siruela, 2002.

lunes, 1 de febrero de 2010

"Ganarse la muerte" de Griselda Gambaro.



“Horacio la rodeó con sus brazos, le dio a elegir. Si se le antojaba, podía negarse y rechazar las excusas. Si todos aceptan lavar las ofensas fácilmente, no hay honor. Ciertas cicatrices, es mejor conservarlas. Es como el olvido. Cada muerte injusta que uno olvida, cava la fosa de nuestra propia muerte.”

Pág 114.

“No hay rey ni lacayo, torturado ni torturador. Un solo hombre, pensaba el Sr. Perigorde, procreándose automáticamente a sí mismo sobre la tierra, no tendría sentido.”

Pág 123.

Ganarse la muerte, Gambaro, Griselda, Editorial Norma, 2002.