lunes, 26 de abril de 2010

"El pentágono" de Antonio Di Benedetto.



“Uno, claro, se fuga, se trasvasa. Claro. Pero, claro, no es. Uno es un poco más. Soy un poco más. Pero, si fuera un poco más…Claro, no lo soy. Tan poco soy. Pero tampoco soy…
¡Ah, Laura, si fuera!... ¡Si yo fuera el que tú!...”

Pág 64.

El pentágono, Di Benedetto, Antonio, Adriana Hidalgo editora, 2005.

sábado, 24 de abril de 2010

"Por los tiempos de Clemente Colling" de Felisberto Hernández.

“He renunciado a la difícil conquista de saber, cómo era yo en aquellos tiempos y cómo soy ahora, en qué cosas era mejor o peor antes que ahora. A veces pienso en lo larga y tolerante que es la vida, después de haberla malgastado tanto tiempo. Otras, cuando pienso en los amigos que se me murieron y en que yo sigo viviendo, me parece que este tiempo es robado y que lo tengo que vivir a escondidas. Otras veces pienso que si me ha dado por escribir los recuerdos, es porque pronto me iré a morir, de no sé qué enfermedad. Y hasta siento cómo viven los de mi familia un poco después de mi muerte y me recuerdan con cariño. Y ¿nada más? Pero no, yo me echo vorazmente sobre el pasado pensando en el futuro, en cómo será la forma de estos recuerdos. Por eso los veo todos los días tan distintos. Y eso será lo único distinto o diferente que me quede del sentimiento de todos los días.”

Pág 104.

Por los tiempos de Clemente Colling, Hernández, Felisberto, Editorial arte y literatura, La Habana, 1985.

jueves, 22 de abril de 2010

"Obras tomo I" de Copi.



“La mujer, en política, debe exhibir una actitud más sajona, con su bolso, sus gafas y sus notas en la mano. Eterna marioneta, canta las alabanzas de su marido. En Argentina siempre se considera que una mujer comparte las opiniones de su marido, incluso las exalta, pero nunca como si ella misma tuviera una opinión. Se les reconoce a las mujeres políticas la arrogancia y la temeridad del macho como virtud, pero nunca la inteligencia. La sensibilidad no se concede más que a las madres, y según el número de hijos desaparecidos.”

Pág 358.

Obras tomo I, Copi, Editorial Anagrama, Barcelona, 2010.

"El dolor paraguayo" y "Lo que son los yerbales" de Rafael Barrett.



“Las piedras, cadáveres errantes, meditan sin cesar de un modo fúnebre y son los fieles hermanos del olvido.”

Pág 36.

“(…) entonces comprendo hasta qué punto aparece en su ser, desnuda, vacilante, la débil chispa que ocultamos nosotros bajo máscaras inútiles.”

Pág 59.

“El pueblo se emancipa poco a poco de la miseria en que vive, no por la instrucción, sino por la fuerza de su sagrada cólera. Todos los pobladores saben leer y escribir en China; en ningún sitio arrastran masas tan lamentable existencia.”

Pág 65.

“No me importa el dinero, porque apenas lo tenga me lo quitarán. No planto un árbol ni siembro el huerto porque apenas mi campo se valorice me despojarán de él. No me preocupa la prosperidad del país porque si el país prospera será a mi costa, y los muros de mi cárcel serás más gruesos todavía. No trabajo porque no hay esperanza. Nada me seduce más que escapar de este mundo por una puerta cualquiera; alcohol, juego, lujuria, contemplación, sueño, muerte”

Pág 84.

“Luchemos por conseguir que la tierra sea de quien la trabaja y que no haya otra riqueza que la del trabajo. Me diréis que esto es de sentido común. Pero no hay nada más revolucionario, más anarquista que el sentido común.”

Pág 89.

El dolor paraguayo y lo que son los yerbales, Barrett, Rafael, Editorial Capital Intelectual, 2010.

"El caballo perdido" de Felisberto Hernández.



“Una noche de verano yo iba caminando hacia mi pieza, cansado y deprimido. Me entregaba a la inercia que toman los pensamientos cuando uno siente la maligna necesidad de amontonarlos porque sí, para sentirse uno más desgraciado y convencerse de que la vida no tiene encanto. Tal vez la decepción se manifestaba en no importárseme jugar con el peligro y que las cosas pudieran llegar a ser realmente así; o quizá me preparaba para que al otro día empezara todo de nuevo, y sacara más encanto de una pobreza más profunda. Tal vez, mientras me entregaba a la desilusión, tuviera bien agarradas en el fondo del bolsillo las últimas monedas.”

Pág 32.

Por los tiempos de Clemente Colling, Hernández, Felisberto, Editorial arte y literatura, La Habana, 1985.

domingo, 18 de abril de 2010

"Pepe Mujica de tupamaro a presidente" de María Esther Gilio.



“Nadie podrá controlar mejor a quien ejerce el poder que el opositor.”

Pág 87.

“Nos venimos viejos gritando contra el FMI. No ha servido de mucho. (…) Para qué le vamos a pedir prestado. El problema no es el Fondo, el problema somos nosotros. Nunca nos pusieron una cañonera que nos obligara a pedirles. Somos nosotros que empezamos a vivir permanentemente luchando, para deber cada vez más. Entonces, hay una responsabilidad de ellos por prestarnos, pero hay una nuestra por ir a pedir. La cosa es que a ningún gobierno le da la cara para decir “no pido más prestado”, porque quiere hacer cosas durante el período el que le toca gobernar.”

Pág 116.

Pepe Mujica de tupamaro a presidente, Gilio, María Esther, Capital intelectual, 2005.

martes, 13 de abril de 2010

"Vida de Hipólito Yrigoyen" de Manuel Gálvez.



“¿Cómo quiere que yo me haga mitrista? Sería como si me hiciese brasileño.”

Pág 91.

“Sabe que sin dinero no hay política.”

Pág 119.

“Al gobierno de la Provincia, que no tenía ejército, lo pudo echar el pueblo. Pero al gobierno nacional solamente lo echa el ejército.”

Pág 178-179.

“A alguien que le insinúa la realización de cosas extraordinarias, le contesta: “No podemos hablar de caminos reales cuando ni huellas tenemos.” A un leal amigo, que le pregunta por qué se sirve, a veces, de correligionarios un tanto desprestigiados, le responde, pensando en las diversas materias de que se hacen los ranchos: “Amigo, cuando se quiere construir hay que utilizar hasta la bosta.”

Pág 242.

“Apenas ha asumido el gobierno cuando produce un decreto reivindicando cerca de un millón de hectáreas para el Estado. Luego vienen otros decretos. Se llega así a seis millones de hectáreas. Estas tierras están en los territorios del sur, en la Patagonia, y han sido malvendidas durante los gobiernos del Régimen.”

Pág 326-327.

“En los tiempos del Régimen no había barras bravas porque no había pasiones políticas ni actuaban las masas.”

Pág 437.

Vida de Hipólito Yrigoyen, Gálvez, Manuel, Editorial El Elefante Blanco, 1999.