lunes, 30 de noviembre de 2009

"Los fantasmas" de César Aira.



“El desarrollo de la arquitectura “real”, es decir de los elementos decorativos, está directamente ligado con la posibilidad de acumular provisiones para los trabajadores p esclavos que hacen el trabajo, que lo hacen sin tener tiempo de ir a cazar o recoger comida. Esas acumulaciones inciden en la desigualdad. Un mecanismo que se usa para aminorar los excesos de acumulación, y regular la riqueza (sin regulación no habría riqueza), es el potlatch, la fiesta en la que se derrocha toda clase de comida y bebida y otros elementos, en un gasto loco, momentáneo, que vuelve las cosas a su nivel deseable. La fiesta, asociada a las formas temporarias o perecederas del arte, cumple con su fulgor y su abundancia la función de atraer a la mayor cantidad de gente posible; la cantidad es necesaria a su vez para que la manifestación artística, que no va a permanecer en el tiempo, sea apreciada por el mayor número posible. Hay una economía inherente a la manifestación artística, en todas sus formas, y ésta es la que se da en este caso.
Claro que el potlatch es todavía la prehistoria de la fiesta, su genealogía podría decirse, porque con el tiempo debe surgir la alternativa de que no se haga presente más gente sino gente especial, la gente que importa, sutilización de la sociabilidad. El fin lógico de este proceso es la fiesta unipersonal, de la que el sueño es el modelo más acabado.”

Pág 54.

Los fantasmas, Aira, César, Editorial Grupo Editor Latinoamericano, 1990.

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