domingo, 27 de abril de 2008

"Las bacantes" de Eurípides.



“Yo abandoné la Lidia, esas tierras ricas en oro, y los campos frigios, y me marché a las llanuras de la Persia quemadas por el Sol, a las ciudades de Bactriana y al país de los medos, helado en los inviernos, y a la Arabia feliz, y a toda el Asia, tendida a lo largo de las saladas aguas, y a sus ciudades, con sus bellos muros torreados, llenas de griegos mezclados con los bárbaros; y esta es la primera ciudad de la Hélade a que vengo. En esas regiones alejadas, he instituido ya mis coros y he establecido mis ritos, a fin de mostrarme a los mortales como un dios. La primera elegida entre las ciudades griegas es Tebas, a la que hago trepidar con mis gritos.”

Pág 1009.

“Ahora bien: un retórico hábil y lleno de audacia, pero sin la razón, no es más que una peste para la ciudad.”

Pág 1015.

“En estos momentos has alzado el vuelo y tu entendimiento razona en el vacío. Aunque este dios, como tú afirmas, no existiera en absoluto, comete esta piadosa mentira y declara que existe, a fin de que Sémele sea considerada por los mortales como madre de un dios y nuestra familia recoja el honor de tal hecho.”

Pág 1017.

“Pues nunca algo más fuerte que las normas se debe conocer ni practicar. Cuesta, en efecto, poco creer en el poder de este principio –cualquiera sea el ser de lo divino- que a través de los años y los años tuvo fuerza de ley y es un producto de la naturaleza.”

Pág 1031.

En Teatro griego, tragedias completas, Editorial Aguilar, 1978, Madrid, España.

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