lunes, 7 de junio de 2010

"Las teorías salvajes" de Pola Oloixarac.



“Los dos eran bien políticamente incorrectos y ponderaban McDonald’s. Les encantaba que fuera el único lugar que daba trabajo a las personas mayores, a las viejas que no tenían nada que hacer de sus vidas; McDonald’s, incluso con el payaso ridículo y pederasta de Ronald, era el único lugar verdaderamente democrático que conocían. Todos hacían fila, y aquello que obtenían no era más que aquello a lo que podían aspirar; los downs treintañeros sonreían adentro de sus uniformes, sin llegar a tocar el dinero. A veces era un limbo de villeros, pero en general no limosneaban adentro y la clase media y la baja podían convivir en paz.”

Pág 47.

“Déjenme decirles una cosa. Esa persona que tienen enfrente, a la que le han faltado el respeto, prácticamente ha dedicado su juventud y su vida por una causa que incluía salvar a villeros indigentes como ustedes. A todos los que no eligieron nacer en el lugar donde nacieron, a todos los que la Providencia trató de entrada como el culo. A sus familias, a sus seres queridos. La patria socialista no fue un mero sueño nomás. Fueron años y años de lucha en la clandestinidad, de gente a las puteadas en las calles, de libros que no quería publicar nadie, de agarrarse fuerte la cabeza en el bar La Paz y decir “¡No! ¡No! Basta, así no va”.

Pág 138-139.

“Son europeos de escasa instrucción que emigran buscando paraísos culturalmente atrasados donde poder desplegar dotes de liderazgo montados en un tercermundismo urbano, demagógico de lo local, intentando dársela de vanguardia acá donde es más fácil, donde pueden jactarse de lo bajo de los alquileres delante sus amigos gerentes de supermercados en Münster, Riga o Rouen; esto les permite fomentar una mitología privada donde la cresta de sus vidas aún no ha fenecido completamente.”

Pág 185.

Las teorías salvajes, Oloixarac, Pola, Editorial Entropía, 2008.

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