jueves, 13 de marzo de 2008

"The Buenos Aires Affair" (1973) de Manuel Puig.



“También había otras proclamas gubernamentales pegadas a la fachada que instaban al orden público y recomendaban la captura de activistas allí enumerados; Clara no las leyó.”

Pág 17.

“Conciencia política

El 15 de setiembre de 1955 una revolución derrocó al régimen de Juan Domingo Perón. Gladys no había ido a clase por temor a tumultos callejeros, se levantó tarde y pidió a la doméstica –ésta servía en casa de su madre desde hacía pocos meses, últimamente no duraban las personas de servicio porque Clara acostumbraba dosificar la comida- que le preparara un café. La doméstica le sirvió un pocillo y no pudiendo contener más el llanto fue corriendo al cuarto de servicio. Gladis se compadeció de la muchacha y fue a decirle –sin atinar a otra cosa- que el nuevo gobierno no abandonaría a la clase trabajadora, por el contrario, traería progreso y bienestar al país. La muchacha siguió llorando sin contestar nada. Gladys se preguntó a sí misma por qué estaba tan contenta de la caída de Perón: porque era un régimen fascista, se contestó, y era preciso recordar lo que Hitler y Mussolini habían sido capaces de hacer en el poder. Gladys además estaba contenta porque sin Perón no había riesgo de que otra vez cerraran la importación de revistas de modas y películas, y su madre no tendría más problema con el personal de servicio. Y se detendría la inflación.”

Pág 42.

“Pocos meses después, en circunstancias comprometedoras, fue apresado por la policía: dos individuos vestidos de civil lo habían seguido desde la puerta de la imprenta donde se imprimían panfletos antigubernamentales. Leo se percató e intentó despistarlos cuando ya era tarde. La policía quería ante todo descubrir el lugar donde los panfletos serían depositados por Leo, y al no lograr que el muchacho inadvertidamente los llevara hasta allí lo sometieron a torturas.”

Pág 108.

“En cambio yendo al cine podía tomar la precaución de entrar a la sala cuando ya las luces estaban apagadas, y se levantaba de la butaca unos momentos antes de terminada la proyección; desde la última fila de platea leía la palabra fin. El hecho de ser visto solo en una sala de espectáculos para Leo constituía una condena: quien no tenía compañía los domingos había fracasado en la vida.”

Pág 114.

En The Buenos Aires Affair, Puig, Manuel, Editorial Sudamericana, 1974.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bonjour!
Tal vez les pueda interesar el bloog:
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Ahi estoy publicando unos cuantos articulos con entrevistas que hizo Puig entre los anios 1968 y 1990. Era un genio!!
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con muchos saludos
Gerd