lunes, 31 de marzo de 2008
"Las manos sucias" (1948) de Jean-Paul Sartre.
“Hugo: (…)Las órdenes te dejan completamente solo a partir de cierto momento. La orden se había quedado atrás y yo avanzaba solo y maté completamente solo quedado atrás y yo avanzaba solo y maté completamente solo y … y ni siquiera sé ya por qué.”
Pág 13.
“Hugo: No me equivoqué con tu cuarto. Ni una vez. Todo está como en mi recuerdo. (Una pausa.) Sólo que cuando estaba a la sombra, me decía: es un recuerdo. El verdadero cuarto está allá, del otro lado de la pared. Entré, miré tu cuarto y no parecía más verdadero que mi recuerdo. La celda también era un sueño. Y los ojos de Hoederer, el día que disparé contra él. ¿Crees que tengo alguna posibilidad de despertar?”
Pág 17.
“Hoederer: Debías comerte las uñas. Todos los intelectuales sueñan con actuar.”
Pág 46.
“Hugo: No sé. (Una pausa). Parece verdadera cuando él la toca. (La toma). Todo lo que toca parece verdadero. Echa el café en las tazas, bebo, lo miro beber y siento que el verdadero gusto del café que va a desaparecer, el verdadero calor, la verdadera luz. Sólo quedará esto. (Muestra la cafetera).
Jessica: ¿Esto qué?
Hugo: (mostrando con ademán más amplio la habitación entera). Esto: mis mentiras. (Deja la cafetera). Vivo en un decorado. (Se absorbe en sus reflexiones).”
Pág 54.
“Hugo: (…) Escuchad: un padre de familia nunca es un verdadero padre de familia. Un asesino nunca es un asesino cabal. Representan, ¿comprendéis? En cambio un muerto es un muerto de verdad.”
Pág 68.
En Las manos sucias Kean, Sartre, Jean-Paul, Editorial Losada, 1979.
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