sábado, 17 de enero de 2009

"Crimen y castigo" de Fiodor Dostoievski.



“El Derecho económico establece que cuantos más negocios particulares existen en la sociedad, y, por decirlo así, más caftanes enteros, tanto mejor para la firmeza de sus cimientos y tanto mejor para la gestión del negocio colectivo. Así que, mirando única y exclusivamente por mí, es como precisamente miro también por todos los demás y hago que mi prójimo reciba algo más que un caftán partido en dos, y no tampoco en virtud de particulares y únicas mercedes, sino como consecuencia del general progreso. Idea sencillísima, pero que, por desdicha, se ha tardado excesivamente en concebirla, habiendo sido suplantada por los entusiasmos y ensueños; y eso que, al parecer, no se requiere mucho ingenio para comprender…”

Pág 121.

“(…) ¡La cosa es vivir, vivir, vivir!¡Vivir, sea como fuere, pero vivir!...¡Qué verdad tan grande!¡Señor, qué verdad!¡El hombre es cobarde!...Y cobarde quien por eso le llama “cobarde”, añadió luego de un minuto.”

Pág 128.

“La mentira es el único privilegio del hombre sobre todos los demás animales. Mientes… ¡pues ya alcanzarás la verdad! Porque soy hombre es precisamente por lo que miento. Ni una sola verdad podrías alcanzar si antes no mintiese catorce veces, lo cual representa un honor sui generis. (…) Mentir con gracia, de un modo personal, es casi mejor que decir la verdad, al estilo ajeno; en el primer caso eres hombre, ¡en el segundo no pasas de ser un papagayo!(…) Todos, todos, sin excepción, en el terreno de las ciencias, de la cultura, el ingenio, la invención, la experiencia, en todos los terrenos, en todos, en todos, en todos, no pasamos de la clase de primeras letras. ¡Gustamos de arreglarnos con el talento ajeno! ¡Comemos lo ya masticado!”

Pág 157.

“Los hombres vulgares deben vivir en la obediencia y no tienen derecho a infringir las leyes, por el hecho mismo de ser vulgares. Pero los extraordinarios tienen derecho a cometer toda suerte de crímenes y a infringir de todas las maneras las leyes, por el hecho mismo de ser extraordinarios. Así me parece que decía usted, si no estoy equivocado.
- Pero ¿qué es eso? ¡Eso no puede ser!- gruñó Razúmijin perplejo.
Raskólnikov volvió a sonreírse. Comprendía, al fin, de qué se trataba y por qué le querían hacer hablar: recordaba su artículo.”

Pág 198.

“Todo depende del ambiente, del medio en que se encuentre el hombre. Todo consiste en el medio; el hombre, por sí mismo, no es nada.”

Pág 273.

En Obras completas tomo II, Dostoyesvski, Fiodor M., Editorial Aguilar, 1981, Madrid.

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