martes, 2 de junio de 2009
"La democracia de masas" de Tulio Halperín Donghi.
“Movido por esta doble inspiración el gobierno hacía una guerra cada vez más activa contra las ideas que uno de sus más entusiastas servidores declaraba bebidas en las aguas cenagosas del Sena; en suma, contra toda la tradición liberal que –pese a las laboriosas tentativas de inventar retrospectivamente otras- es la única que ha conocido la Argentina independiente (y que en muy poco se opone –contra lo que quieren otras fantasías simétricas- al vigoroso autoritarismo vernáculo).”
Pág 33.
“En 1947 la clausura de los semanarios políticos que habían tenido tan vasta resonancia dos años antes marcó la primera limitación importante de la libertad de prensa; en 1951, tras incorporar a la línea oficialista a la mayor parte de los diarios del país, la expropiación de La Prensa, entregada a la gestión de la Confederación General del Trabajo, significó una advertencia precisa a los sobrevivientes; sólo La Nación, con la tirada estrictamente limitada por el racionamiento oficial del papel, mantuvo una actitud cautamente independiente…”
Pág 59-60.
“(…) y los signos externos del mismo proceso se acentúan en 1952, con la elevación legal de Perón a la dignidad de Libertador de la República, y la de su esposa a la de Jefa Espiritual de la Nación (…)”
Pág 75-76.
“(…) aunque los consejos de Prebisch no incluían su disminución drástica era al mismo tiempo evidente que ellos daban prioridad no sólo al aumento de ingresos del sector rural sino también a la modernización de la infraestructura (muy abandonada durante la etapa peronista), a la expansión de la explotación de combustibles (de la cual Prebisch excluía todo aporte de capitales extranjeros), y a la integración de la estructura industrial (tres metas que requerían fuerte inversión de capitales, que sólo para la primera y la última, y aun en ellas parcialmente, debía venir del extranjero).”
Pág 91.
“A la audacia de sus postulaciones ideológicas y programáticas, según sostenían críticos que no se encontraban solamente en el radicalismo; estás sin embargo eran mucho menos impresionantes de lo que esos críticos afectaban creer (…)”
Pág 105.
“(…) Frondizi se apresuró a intervenir las provincias en que el peronismo acababa de triunfar, sugiriendo que lo hacía debido a irresistibles presiones de las fuerzas armadas. Esta última sugerencia fue considerada por sus censores militares un crimen adicional, ya porque –como afirmaban algunos- el presidente se había anticipado por una vez a la expresión de los deseos de éstos, ya porque consideraban que entre las obligaciones inherentes al cargo figuraba la de asumir toda la responsabilidad de la política que le era impuesta.”
Pág 128.
En La democracia de masas, Halperín Donghi, Tulio, Editorial Paidós, 1972.
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