domingo, 7 de febrero de 2010

José Pablo Feinmann y su idiotez - Daniel Link



De madera
por Daniel Link para Perfil

Hace unos días, el azar quiso que me encontrara, en la programación del canal Encuentro, que forma parte de la política formativa del Ministerio de Educación, con José Pablo Feinmann, cuya obra cinematográfica (como guionista) y narrativa (como novelista) tuve la dicha de seguir cuando era joven. Esta vez, como se trataba del programa Filosofía [aquí y ahora], me encontré con un Feinmann para mí desconocido: el profesor de filosofía. Como me habían dicho que los cursos privados que Feinmann dicta llenan auditorios gigantescos, me detuve a escucharlo para tratar de aprovechar sus lecciones que, ese día, versaban sobre Heidegger (filósofo sobre el que sé más bien poco y, en general, a través de fuentes secundarias: Levinas, Foucault, Agamben, esos filósofos que amo hasta la desesperación).
No sé si Feinmann se había propuesto una síntesis de Ser y tiempo (tarea extremadamente compleja), porque sintonicé el programa ya empezado, pero explicaba con gran brío la noción de “autenticidad” que, como se sabe, supone la asunción total y plena del ser como “ser para la muerte” (no otra sería la vía para la emancipación). El tema se me antojó francamente excesivo para la pantalla televisiva y, por otra parte, ya superado por perspectivas posheideggerianas (por ejemplo: Deleuze), pero como me faltaba el contexto de la lección, la seguí, tomando ocasionales notas para cotejar con mis propias lecturas, sobre todo porque algunas de las frases que Feinmann pronunciaba (no tenía papeles en las manos y no parecía estar leyendo) sonaban extrañas a mi pobre conocimiento.
Copié en un buscador de internet algunas de las frases que había anotado apresuradamente y encontré al instante la fuente de lo que Feinmann decía: el capítulo “El pensamiento a-valórico heideggeriano” del Prof. Cristóbal Holzapfel de la Universidad de Chile, que está colgado en la página Heidegger en castellano. Holzapfel (“Manzana de Madera”) traduce Öffentlichkeit como “publicidad” y Feinmann lo sigue en el error. Porque el sentido de esa palabra, si bien se corresponde con la traducción apuntada, se acerca mucho más a “esfera pública” (el mismo desliz cometieron legiones de comentadores de Habermas). No es, por lo tanto, que Heidegger sostenga posiciones suspicaces contra la corporación mediática, a la que Feinmann bastardeaba sin desmayo a partir del ejemplo “se dice”, se piensa” (certezas contra las cuales el individuo debe declararse en estado de alerta y rebeldía porque, como se sabe, “hay complot”), sino que, mucho más radicalmente (como conviene suponer del autor de Ser y tiempo), Heidegger declara su animadversión contra la democracia pluralista (cfr. Rüdiger Safranski, Un maestro de Alemania, pág. 205).
Lo que Heidegger reprocha a la opinión pública en la democracia no es otra cosa que su principio estructural: el pluralismo. Es la opinión pública en democracia lo que constituye el escenario del uno (se) y por eso Heidegger se sitúa por encima de los partidos y mira con desprecio al negocio político. Conocemos algunas de las derivaciones de la política extática que Heidegger (inspirado en el conde Yorc von Wartenburg) patrocinaba, pero no se me ocurre forma alguna de aplicar esas hipótesis a la actual coyuntura argentina, como parecía deducirse del empecinamiento del Prof. Feinmann.
En todo caso, y más allá de los errores de lectura, me pareció valioso su llamamiento a la sospecha, la investigación y el sentido crítico. Yo, televidente que desconoce los vericuetos excesivos de la alta filosofía, llegué a conclusiones no previstas por su propia lección.

1 comentario:

F dijo...

Cordial Saludo, me parecio interesante su articulo, le comento muy amablemente, lo mucho que me sorprendió la mala lectura de Heidegger que hace feinman, me parecio una lectura monstruosa, he tenido la posibilidad de trabajar bastante a heidegger y le comento que no es una nacional-socialista, no entiendo, siempre le pasa a los judios, cuando leen a algun aleman pareciera que les hablaran del demonio y feinman no se escapa a esto. fijese por ejemplo que la cuestion heidegger con respecto al periodo de la postmetafisica ni siquiera esta minimamente superada, le recomiendo el texto: "la epoca de la imagen del mundo" del mismo autor, el tema tiene mucha tela por cortar, lo que me parece triste es que feinman tan acostumbrado a leer filosofia politica no alcance ni siquiera a mirar ni desde lo mas lejano la concepcion del ser heideggeriano, que por otra parte viene de la derivacion del tema del concepto desde socrates. un cordial saludo.