miércoles, 10 de febrero de 2010

"La industria peronista" (20009) de Claudio Belini.



“En ese momento un episodio reveló las adversidades que comenzaban a enfrentar los planes de Fabricaciones Militares. Una licitación oficial para otorgar la construcción de una planta laminadora, como la propuesta por el malogrado contrato con Armco, provocó una crisis política cuando el Ejército impugnó la decisión de Miranda de otorgar el proyecto a una empresa desconocida.”

Pág 37.

“A estas grandes empresas se sumaban numerosos establecimientos relaminadores, cuya perdurabilidad había sido juzgada precaria en 1947.”

Pág 44.

“El éxito de la política oficial en propiciar una fuerte expansión de la producción de laminados no ocultó que el acuerdo entre los empresarios siderúrgicos y los metalúrgicos era complejo. La fijación de los cupos de importaciones era una tarea difícil ya que cálculos de producción optimistas podían derivar, como a finales de la década de 1940, en situaciones de escasez que perjudicaban a los metalúrgicos. De hecho, en 1953 el sistema pareció naufragar ante la escasez de insumos para la industria laminadora.”

Pág 50.

“El fracaso de la política oficial para poner en marcha una planta integrada contrasta con el mejor desempeño de otros países para América Latina. En 1945 sólo Brasil y México poseían unidades siderúrgicas integradas, pero en la siguiente década se le sumaron Chile (1950), Colombia (1954) y Perú (1958).”

Pág 52.

“En resumen, a partir de 1952 el gobierno promovió la fabricación de tractores. Inicialmente encarada por el Estado, en lo fundamental, esta tarea pasó a mano de empresas extranjeras que se instalaron en el país en 1954. La política oficial ofreció grandes ventajas para esta radicación, como abultados créditos de la banca oficial y el monopolio del mercado.”

Pág 105.

“Los grandes volúmenes de importaciones durante la posguerra revelan que la política oficial privilegiaba como objetivo el abastecimiento del mercado interno y no la autarquía. Como veremos, las importaciones no impidieron el crecimiento sectorial que estaba muy estimulado por la demanda interna.”

Pág 154.

“Así, por ejemplo, aunque el combustible no escaseó en 1951, los problemas del sistema ferroviario obligaron a transportar diesel oil en camiones desde más de 1000 kilómetros para alimentar las fábricas del norte. La escasez de vagones limitó también el aumento de la producción ante la amenaza de superar la capacidad de almacenaje de las empresas. Estos problemas no fueron solucionados.”
Pág 195.

La industria peronista, Belini, Claudio, Editorial edhasa, 2009.

No hay comentarios: