miércoles, 9 de febrero de 2011

"El marino que perdió la Gracia del mar" de Yukio Mishima.



“El verdadero peligro no radica sino en vivir. Claro está que vivir no es más que el caos de la existencia, y más aún: es el afán loco y erróneo de ir desmantelando instante a instante la existencia hasta ver restaurado el caos inicial, y entonces, con la fuerza que da la incertidumbre y el miedo originado por el caos, volver a recrear instante a instante la existencia. No hay cosa más peligrosa que esa. La existencia, en sí misma, no comporta ningún miedo, ni ninguna incertidumbre, pero el vivir crea ambas cosas. Y, fundamentalmente, la sociedad carece de sentido, es un baño romano en el que todos se mezclan. Y la escuela, el colegio, no es sino una sociedad en miniatura. Por eso nos están dando órdenes continuamente. Un puñado de ciegos nos dice lo que tenemos que hacer, y hace trizas nuestras ilimitadas facultades.”

Pág 59-60.

“En aquel oscuro hueco del armario, había estado en el límite más extremo de su mundo, en el borde de los mares y desiertos. Y en virtud de que allí cobraban vida todas las cosas, en virtud de que iba a ser castigado por haber estado allí, no podía retornar a las tibias ciudades de los hombres, ni rebajar el semblante hacia los campos de césped regados con sus lágrimas. Después del juramento formulado ante aquella cima de humanidad adherida al bramido de la sirena, ante aquellos rutilantes representantes del orden que había contemplado aquella noche a través de la abertura, no podría jamás volverse atrás.”

Pág 161.

El marino que perdió la Gracia del mar, Mishima, Yukio, editorial Bruguera, 1980.

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