miércoles, 9 de febrero de 2011

"La perla" de Yukio Mishima.



“Nada enfurecía tanto a Kenzó, como la opinión de los jóvenes de que el Japón actual carecía de esperanzas. Kenzó no era de los que piensan profundamente sobre la vida, pero creía con fe religiosa que con tal que se respetara la naturaleza, que se fuese fiel a la naturaleza y que uno se esforzara ante la vida, el camino se abriría por sí solo. Lo primero de todo era rendir culto a la naturaleza, y el fundamento de ese culto era la intimidad conyugal. La confianza mutua entre los esposos tenía que ser la máxima fuerza que frenara la desesperación del mundo.
Como afortunadamente Kenzó estaba enamorado de Kiyoko, la fuerza para vivir con esperanzas no consistía sino en ir viviendo ateniéndose a las condiciones que la naturaleza les ofrecía. Otras mujeres le habían flirteado a veces, pero él percibía cierto olor antinatural en aceptar el placer por el placer. Prefería ponerse a hablar con Kiyoko para quejarse juntos del precio a que se estaban poniendo las verduras y el pescado.”

Pág 217.

La perla, Mishima, Yukio, editorial Siruela, 1998.

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