jueves, 8 de noviembre de 2007

"Celestino antes del alba" (1964) de Reinaldo Arenas.



"-¿Qué hacemos ahora que ya se han acabado las cucarachas?- le pregunto a Celestino, y entonces él se corta un dedo y me lo da-. Eres demasiado bueno -le digo yo-. Pero con eso no resolveremos nada. -Y él se arranca entonces un brazo.

Yo grito."

"Estamos solos. A mí no me gusta vivir tan lejos de la gente, pues se pasa uno la vida entera viendo visiones. Y lo peor es que nunca se puede decir si son visiones o no lo son, porque no hay más nadie por todo este lugar. Y solamente estamos nosotros para verlas. Hace un tiempo salí del cuarto para ir al excusado y a mitad del camino me tropecé con una araña gigante que tenía la cabeza de mujer, y que lloraba a lágrima viva. Yo me asusté muchísimo cuando la vi, pero como vi que lloraba, me dije: es una persona. Y me fui acercando poco a poco."

Pág 65.

"-Crees que algún día podrás terminar de escribir lo que estás escribiendo. Ya voy teniendo tanto miedo: abuelo nos está siguiendo el rastro, y en cualquier momento nos hace picadillo.
-No sé lo que me falta todavía. ¡Pero ya siento que estoy al empezar!
-Yo creo que ya nosotros no tenemos escapatorias: ayer mismo vi a la abuela enterrando una paloma viva en la cocina..."

Pág 92.

"¡Bestias!¡Bestias!¡Bestias!...Si yo pudiera, por lo menos, aprender a garabatear. Si alguien me la enseñara...Esa es la única que quisiera saber, para empezarla a poner en todos los troncos, y hasta en los gajos de las matas de guayabas, y hasta en la ceiba, que tiene tantas espinas. En todos pondría "Bestias" "Bestias" "Bestias". Hasta que no quedara ni una sola mata que no tuviera esa palabra garabateada. Y el condenado de abuelo se volviera loco, tumbando árboles y más árboles. Y en cada uno de los que fuera a tumbar, con lo primero que se encontraría sería con la palabra "Bestias". Y siguiera tumbando, y los árboles le siguieran diciendo bestias, hasta que ya no pudiera más, y cayera al suelo, muerto de cansancio...Pero no. Esto no daría resultado, porque el bruto de abuelo es tan burro que, como yo, tampoco sabe ni la o...Pero no importa que yo no entienda lo que él está escribiendo. Yo sé que es una cosa muy linda, que si fuera algo feo mi familia no lo persiguiera."

Pág 138.

"Una voz - (Fuera del comedor, entre el lejano sonido de las hachas.) Pero, si tienes la razón, ¿por qué no te rebelas?
Otra voz - Es que no estoy tan seguro de tener la razón."

"Una voz - Pero tú eres inocente...
Otra voz - No lo sé.
Una voz - Entonces, ¿son ellos los que no están locos?...
Otra voz - Es posible.
Una voz - Y por qué si son ellos lo que tienen la razón no les pides perdón y te les unes.
Otra voz - Porque no puedo.
Coro de brujas - (Con un grito.) ¡No puedo!
Un duende - (Rompiendo casi todos los platos.) ¡No puedo!
Coro de duendes - (Desconcertados, circunspectos.) Anónimo. Inédito...

(Llanto de un muchacho fuera del comedor. Luego alguien vocea a las vacas en el potrero.)"

En Celestino antes del alba, Arenas, Reinaldo, Editorial Brujula, Buenos Aires, Argentina, 1968.

1 comentario:

Víctor Manuel dijo...

El lenguaje de Arenas tiene fuerza.