miércoles, 28 de noviembre de 2007

"La experiencia sensible" (2000) de R E Fogwill.



"Porque, dentro de esa simplicidad, que muchos atribuían a una pose, Romano adivinaba que ser niño es vivir con la certeza de poder ser todo: ellas serán modelos, animadoras, maestras por hobby, doctoras y periodistas; ellos futbolistas, músicos de rock, empresarios, pilotos de prueba o ecólogos, pero ninguno imaginará que por la mayor parte de su futuro serán uno y solo uno más de todos los humanos que ya murieron."

"Porque los niños aciertan: ellos jamás serán un muerto. Morir, para ellos, será a lo sumo uno de los tantos disgustos, si no el mayor, que pueden provocar a sus padres como represalia en el curso de su combate por la autonomía."

Pág 25.

"Aunque para Romano una planta de personal de servicio con predominio de blancos norteamericanos era índice de jerarquía en hoteles y restaurantes, cada vez que debía enfrentarse a sirvientes de raza blanca extrañaba la indiferencia activa de negros e hispánicos: ellos pueden permitírsela favorecidos por la doble protección que brindan la frontera de razas y la distancia geográfica. Conjugadas, ambas diferencias refuerzan ese paréntesis social que, como un telón, deja fuera de la escena cualquier perspectiva de inversión de poder y deber."

Pág 77.

"Escribir, por ejemplo, que la narrativa ya perdió mucho tiempo desmontando las figuras del lenguaje para insinuar lo que nunca nadie ignoró: que los humanos andan entre sueños y sometidos a trampas de la lengua y de otros sistemas subalternos de signos y que salir de eso -la promesa de despertar- solo se consigue mediante la imposición de un nuevo sueño con nuevas trampas, siempre eficaces y pocas veces más sutiles."

Pág 144-145.

"Como para todas las de su generación, la política y los militares eran incógnitas que solo se cruzarían por sus vidas con la forma de la fatalidad."

Pág 147.

En La experiencia sensible, Fogwill, Rodolfo Enrique, Editorial Mondadori, 2001.

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