martes, 25 de septiembre de 2007
"Los premios" (1960) de Julio Cortázar.
"-La fauna bonaerensis se parece bastante entre sí, querido Jamaica John. Será por eso que hemos abordado con tanto entusiasmo este Malcolm, y también por eso que ya lo hemos contagiado de inmovilismo y de no te metás."
Pág 127.
"Al borde -y esa palabra vuelve y vuelve, todo es borde y cesará de serlo en cualquier momento-, al borde Persio, al borde barco, al borde presente, al borde borde: resistir, quedarse todavía, ofrecerse para tomar, destruirse como conciencia para ser a la vez la presa y el cazador, el encuentro anulador de toda oposición, la luz que se ilumina a sí misma, la guitarra que es la oreja que se escucha. Y como ha bajado la cabeza, perdidas las fuerzas, y siente que la desgracia como una sopa tibia o una gran mancha trepa por las solapas de su saco nuevo, la fragorosa batalla del sí y el no parece amainar, escampa el griterío que le rajaba las sienes, la contienda sigue pero se organiza ahora en un aire helado, en un cristal, jinetes de Uccello congelan la lanzada homicida, una nieve de novela rusa tiembla en un pisapapeles de copos estancados."
Pág 227. (leer monólogo completo.)
"Felipe se tapó la cara con las manos y empezó a sollozar. Parecía mucho más pequeño, un niño crecido que se ha lastimado y no puede disimularlo."
Pág 356.
"Como un sordo girar de engranajes en las sienes, sentía ya que el tiempo sin él se desarrollaba en un camino interminable igual al tiempo de antes, al tiempo sin León, al tiempo de la calle Juan Bautista Alberdi, al tiempo de Jorge que era un pretexto, la mentira materna por excelencia, la coartada para justificar el estancamiento, las novelas fáciles, la radio por la tarde, el cine por la noche, el teléfono a toda hora, los febreros en Miramar. Todo eso podría haber cesado si él no estuviese ahí con las pruebas del robo y el abandono, si no se hubiera hecho matar como un tonto para no llegar a vivir de verdad en ella y hacerla vivir con su propia vida. Ni él ni ella hubieran sabido jamás quién necesitaba del otro, así como dos cifras no saben el número que componen;(...)"
Pág 394.
En Los premios, Cortázar, Julio, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1966.
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3 comentarios:
lo quiero leer, prestámelo =)
yo me pregunto cómo hacés para leer tanto en tan poco tiempo.
saludos,
ah pero aquí no se reponde, o qué?
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