
“¡Ahora tendremos que separarnos!
-¡Nunca! fue la sorprendente contestación que recibió y dicha por una voz que al principio no reconoció. ¡Nunca! repitió la voz. ¡Eres mío, mío para siempre y sólo puedes escoger entre yo y la muerte!”
Pág 126.
En La hiena de la Puszta, Sacher-Masoch, Leopold, Editorial Laertes, Barcelona, 1982.
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