miércoles, 3 de octubre de 2007
"Callvucurá y la Dinastía de los Piedra" (1884) de Estanislao S Zeballos.
"Las fuerzas militares eran a su vez imperiosamente reclamadas en dos teatros importantísimos: en las fronteras, donde la riqueza, la vida y el honor del vecindario estaban entregados a la voracidad del salvaje; y en el interior, donde hervían las rotas reliquias de la Confederación para marchitar, como lava de volcanes, los territorios de algunas provincias."
Pág 132 (continuar lectura en 133).
"En 1867 el Congreso Nacional respondió al clamor de millares de víctimas con estas palabras de esperanzas:
"Ni la Nación ni el Congreso pueden consentir por más tiempo que los bárbaros de la Pampa, con violación de los tratados más solemnes, sigan asolando y destruyendo nuestras poblaciones fronterizas. Es evidente que un remedio actual e inmediato se necesita para que desaparezca ese violento, ese espantoso estado de cosas."
En consecuencia se dictó la ley de Conquista del Desierto y Ocupación del Río Negro, después de una luminosa defensa de sus ventajas hecha por el senador Oroño en los debates. Era una iniciativa consoladora y que reanimaba la esperanza de pueblos y de víctimas."
Pág 141.
"Y esto era sorprendente en Sarmiento, porque en Argirópolis, donde inicia la realización de muchas de las grandes conquistas sobre el país primitivo, que hoy incoporamos a la civilización argentina, apunta la idea de conquistar el sur ocupando el río Colorado, y vitupera a los gobiernos por no haberlo realizado."
Pág 158. (ver luego pág 159 y sucesivas).
"Si por amor a mi patria no suprimiera algunas páginas negras de la administración pública en las fronteras y de la conducta de muchos comerciantes, se vería que algunos de los feroces alzamientos de indios fueron la justa represalia de grandes felonías de los cristianos, que los trataban como a bestias y los robaban como si fueran idiotas cargados de joyas y abandonados en media calle a altas horas de la noche."
Pág 162.
"Él había condenado, como se ha visto, en su Mensaje al Congreso de 1875, las expediciones contra los salvajes. Las consideraba desastrosas y repugnantes a la civilización; pero los sucesos pudieron más que sus generosos errores de criterio, y resolvió ensayar al fin la guerra ofensiva, renunciando a las hermosas ilusiones de los tratados con los indios, que acababan de engañarlo por medio de la pomposa embajada del "coronel" Huenchuquir, como lo había engañado Catriel dos años antes en el parlamento del Azul."
Pág 207.
"El plan del general Roca era, al contrario, eminentemente nacional, y favorecía así a los grandes intereses rurales de Buenos Aires, como a los humildes intereses de San Luis. No solamente ensanchaba los dominios territoriales de Buenos Aires, centuplicando el valor de todos sus campos y doblando el de sus ganados mayores, sino que extendía estos beneficios a las otras provincias colindantes con el país indígena."
Pág 210.
En Callvucurá y la Dinastía de los Piedra, Zeballos, Estanislao S., Editorial Hachette, 1954.
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