sábado, 13 de octubre de 2007
"El silenciero" (1964) de Antonio Di Benedetto.
"Besarión intenta ser, finge ser, para no ser. ¿No ser qué?¿No ser quién? Él mismo. Besarión tiende decididamente a no ser.
Y yo, ¿tiendo a no ser?...No, tiendo a ser. No me dejan. Estoy interferido, bloqueado. Sólo podré ser en ciertas condiciones. Cuáles, no sé. Apenas las presiento.
Como la condición de estar conmigo. ¿Eso es la soledad? Quizá podría llamarse la soledad profunda.
Aunque si estoy conmigo, estoy acompañado. Ya que si estoy conmigo no soy yo solo, somos dos. "Estar con" indica "alguien o algo junto a", no el mismo.
Si somos dos, constituimos uno y el otro. ¿Cuál de ellos soy? Digo: yo y el que está conmigo. Luego, el que está conmigo es el otro. ¿O si digo "estar conmigo" supongo "un yo" y otro "un yo"?
Debí decir: "estar en mí" y no me hubiera enmarañado el pensamiento.
Ha sido por prestarme a la seducción de las palabras: con sus rasgos de ideas parece que estuvieran descubriéndole algo a uno, como alertándolo sobre la naturaleza de sus capas profundas. Empezaron a confundirme y se me iba formando el miedo de ser dos, o de albergar a un otro, o de haber perdido a mi otro yo o de hallarme bajo su dominio."
Pág 145.
"Ahora creo que también se me ha extraviado el sentido de la eternidad.
O bien prescindo de buscar su sentido y me reduzco a pensar con extrema simpleza que la eternidad es la mucha vida o el vivir demasiado, pero sufriendo y sin animarse a pasar más allá."
Pág 162.
En El silenciero, Di Benedetto, Antonio, Adriana Hidalgo editora, 2004.
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