martes, 9 de octubre de 2007

"Transatlántico" (1953) de Witold Gombrowicz.

"La ciudad me pareció como cualquier otra. Unos edificios muy altos, otros bajitos. En las estrechas callejuelas había tal gentío que apenas uno podía caminar. Muchísimos vehículos. Ruido, rugidos, estrépito, barullo; una insoportable humedad en la atmósfera."

Pág 18.

"Y en mi excitación golpeaba con un palo al Ministro, y a todos los funcionarios, dignidades y pompas de nuestro tiempo, a nuestra vida, a la Nación, al Estado, mierda, mierda, mierda; cargaba con el bastón en alto y lo descargaba sobre el Ministro, y una vez que lo hube expulsado unas 50 o 60 veces, seguí todavía despidiéndolo y expulsándolo a palos. Hasta que advertí que provocaba la risa de los transeúntes, quienes me miraban de reojo."

Pág 27.

"Y así hablaba la gente, de una tienda a la otra, contemplando ora ésta ora aquella vitrina. Contemplaban y hablaban y luego pasaban a otra Tienda y de nuevo contemplaban y hablaban."

Pág 29.

"El Hombre que siendo Hombre no quiere ser Hombre y corre detrás de los Hombres y los Persigue como un obseso y a los Hombre adora, ay, y con los Hombres se excita, a los Hombres desea, a los Hombres mira goloso, les coquetea, los galantea, los adula, es llamado desdeñosamente por el pueblo de este país un "puto"."

Pág 49.

"¿No aceptas ningún Progreso? ¿Tenemos siempre que movernos al mismo trote y en el mismo lugar?¿Cómo puedes aspirar a algo Nuevo mientras pones toda tu fe en lo Viejo? Así el Viejo Padre deberá mantener siempre a su hijo joven bajo su látigo paterno.¿Y debe aquel joven obedecer eternamente todo lo que le ordene su Señor Padre?¡Dadle al Joven un poco de respiro, soltadlo, dejadlo que brinque libremente!"

Pág 73.

"Y yo también caminaba, caminaba, y mi Marcha proseguía a lo largo del camino de mi vida, en mi duro y fatigoso Penar Cuesta Arriba, en medio de una inmensa maraña. Así, pues, caminaba, caminaba hacia mi Meta, sin saber qué debía hacer, sabiendo sólo que Algo debía hacer. ¡Ay! ¿para qué Caminaba? Pero Caminaba y Caminaba porque también los otros Caminaban, y eran vanos los proyectos vanas las decisiones cuando el Hombre se ve forzado por la voluntad ajena, cuando se halla perdido entre los hombres como en una Selva oscura. De esa manera Camina uno, pero Yerra; decide uno algo, hace planes, pero Yerra, y mientras toma una decisión aparentemente según su propia voluntad, Yerra, habla y Yerra, Actúa, pero en medio de una Selva, en la noche, y Yerra, Yerra..."

Pág 89.

"Porque todas estas Obras Maestras, Pinturas, Esculturas y demás al estar encerradas aquí juntas, por su abundancia excesiva se desprecian, y han llegado a tal Baratura, que muy bien puedo permitirme romper este Vaso.-Y le dió un puntapié a un Vaso Persa, de Astracán, de Mayólica, verdeceledón, calado, que se estrelló en mil pedazos-."

Pág 101-102.

"Y, sin embargo, imperaba el Vacío. A pesar de lo tremendamente horroroso de los acontecimientos que se aproximaban, aunque estaban a punto de seducir al Hijo, todo era Vacío, Vacío hasta el punto de que daban ganas de rogarle a Dios que sobreviniera el Miedo y el Horror y de esperarlos como un Ave sedienta espera la lluvia. Porque más terrible que el Miedo era la Carencia de Miedo. Nosotros seguíamos como Cañas Vacías, como Botellas Vacías, y todo parecía una Calabaza Vacía. El tercer día me acometió tal Miedo, producido precisamente por la Carencia de Miedo, que fui al jardín, y comencé a vagar por los Bosquecillos, meditando en mi Desesperación, en mi Derrota, en mi Pecado, trataba de reavivar la fuente vivificante del Miedo y del Horror."

Pág 121.

En Transatlántico, Gombrowicz, Witold, Editorial Seix Barral, Barcelona, 1970.

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