"Estaba sonriendo. Así es exactamente como me siento hoy, sin que haya ninguna razón especial. En contra de mi buen criterio, estoy seguro de que en algún lugar muy cerca de aquí (en la primera casa bajando por la carretera, tal vez) hay un buen poeta que se está muriendo, pero también en alguna parte muy cerca de aquí, a alguien le están sacando un ridículo litro de pus de su cuerpo joven y bonito, y no puedo estar siempre corriendo de un lado a otro entre la pena y la diversión."
Pág 71.
"Pero hay algo, Dios de mi vida, hay algo que yo le hago a la moral de la gente, algo que no soporto observar por más tiempo. Puedo explicarte exactamente qué es. Hago que todo el mundo tenga la sensación de que no desea realmente realizar un buen trabajo, sino que se conforma con realizar un trabajo que sea considerado bueno por todos aquellos a quienes conoce: los críticos, los patrocinadores, el público y hasta la maestra de sus niños."
Pág 145-146.
"Lo que pasaba era que se me metió en la cabeza la idea, y no podía quitármela, de que la universidad era sólo un lugar necio e inútil más en el mundo dedicado a acumular tesoros y todo eso. Quiero decir que los tesoros son tesoros, por amor de Dios. ¿Qué diferencia hay en que los tesoros sean dinero, o propiedades, o incluso cultura, o incluso simples conocimientos? Todo me parecía exactamente lo mismo, si quitamos la envoltura...¡y me lo sigue pareciendo! A veces pienso que el conocimiento, al menos cuando es conocimiento por el conocimiento en sí, es lo peor de todo.(...) En un campus nunca se oye la menor insinuación de que la sabiduría debe ser la meta del conocimiento.¡Apenas se oye mencionar la palabra "sabiduría"!" ¿Quieres oír algo gracioso? En casi cuatro años de universidad la única vez que recuerdo haber oído la expresión sabios fue en mi primer año, ¡en Ciencias Políticas! ¿Y sabes cómo la usaron? La usaron refiriéndose a un viejo estadista que había hecho una fortuna jugando a la Bolsa y luego se había ido a Washington para ser consejero del presidente Roosevelt."
Pág 154.
"Todavía sigues sin poder amar a Jesús tanto como quisieras porque hizo y dijo un par de cosas que se le atribuyen...y tú lo sabes. Eres incapaz por naturaleza de amar o comprender a ningún hijo de Dios que vaya por ahí volcando mesas. E incapaz por naturaleza de amar o comprender a un hijo de Dios que afirma que un ser humano, cualquier ser humano, incluso un profesor Tupper, es más valioso a los ojos de Dios que un tierno e indefenso polluelo de Pascua."
Pág 172.
En Franny y Zooey, Salinger, Jerome David, Editorial Edhasa, 2004.
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