"(...)una ciudad es el lugar donde se refugia el hombre mientras dispara del cumplimiento de sus deberes para con Dios, la naturaleza y sus semejantes."
"Se requiere un esfuerzo para no ver que el habitante de la ciudad es un transeúnte; que está de paso. Morir en un hotel es lo más absurdo, dentro del orden natural de las cosas, pero lo más natural dentro del orden absurdo."
Pág 44.
"Esos insensatos que han tirado al suelo los edificios antiguos en alarde de iconoclastas y progresistas, tienen también sus fetiches que veneran en secreto. Veneran un pasado que modifican a su antojo y que consiste casi siempre en arrasar con la verdad y la realidad superviviente (enclavada en tierra) para adorar regularmente una ficción empotrada en una cláusula retórica. Así como nuestra historia ha sido involuntaria pero sistemáticamente falseada por escrúpulos urbanísticos, nuestra ciudad ha sido sistemáticamente desfigurada y embellecida para uso de turistas."
Pág 62-63. En página 62 lo de la pirámide de Mayo, la Recova, el Cabildo, etc.
"El jugador es un tipo digno de todo elogio. Yo creo que entre nosotros, él y la adúltera son los únicos que tienen vida, personalidad, coraje, lirismo.(...)En éstos usted ve que están por encima de las contingencias y que sus apremios les pertenecen, que ellos son los responsables de su situación y no el azar, que se abren la fosa con el torrente de fuego de sus pasiones.(...)Da gusto tener que tratar con ellos, y yo los encuentro seres humanos de verdad y no fantasmas que habitan en las cuevas del miedo a la vida y a la ruina, más allá del bien y del mal, digamos."
Pág 118-119.
"Es desconcertante: muchos defectos magníficos provienen de una superabundancia de fuerzas. También nosotros padecemos, al estilo europeo, una crisis por exceso de riqueza. Lo malo está en que nuestra riqueza no tiene sentido humano, porque es la riqueza de la tierra y no la del esfuerzo. La fecundidad espontánea de la Naturaleza sólo ha hecho al hombre confiado en la buena estrella y en la amistad influyente, sino que lo ha incapacitado para organizar sobre un plan industrial la explotación de su actividad de pueblo soberano. (...)Este aparente bienestar es nuestro viejo, muy viejo enemigo.(...)Azar: ésa es una palabra que podría simbolizar nuestro destino.(...)Somos un pueblo cuya fe en el porvenir es la del que gana y que por eso jamás mira atrás ni adentro, igual que los viajeros de la pampa que marchan hacia un horizonte fugitivo, del que son centro a cada paso."
Pág 124-125.
"Todo aquel que desconoce que somos un conglomerado amorfo de pasiones cosmopolitas, de ideas internacionales, de sangres confluyentes de todos los riachuelos étnicos, no puede distinguir la verdad de la mentira. Pero precisamente es eso lo que tenemos que admitir, evitando el equívoco ridículo de aquel pedagogo que me afirmaba que la nobleza de sangre daba derechos de jerarquía para sojuzgar a las razas inferiores, sin haberse fijado que en las uñas le quedaban todavía los estigmas violáceos de su ascendencia africana."
Pág 127.
"Ya no es la ciudad una cárcel, sino una máquina. No interesa lo que hay de estático en ella, sino lo que hay de acción y movimiento. Aun la casa ha dejado de ser una celda para convertirse en un órgano viviente de habitar."
Pág 146.
"No falta la ciudad, sino el poeta. Y es porque Buenos Aires es destructora de poesía y no creadora."
Pág 147.
En La cabeza de Goliat tomo I, Martínez Estrada, Ezequiel, Editorial CEAL, Colección Capítulo, 1981.
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